lunes, 24 de mayo de 2010

María Guadalupe Cuenca de Moreno (1790-1854)

Durante los años de la independencia hubo mujeres que jugaron un papel importante en la historia, muchas han sido olvidadas y ocultadas en los libros de enseñanzas en las escuelas. Lupe, esposa de Mariano Moreno, es una de ellas, leer sus cartas me enternece especialemente porque cuando las escribió ella ignoraba que él había sido asesinado al poco tiempo de su partida de Buenos Aires. Vale la pena leer lo que sentía esa mujer por su marido y cómo se lo expresaba hace 200 años

Buenos Aires, junio 21 de 1811.

Mi querido Moreno de mi corazón: me alegraré que ésta te halle con perfecta salud como mi amor lo desea, nosotras quedamos buenas, a Dios gracias, pero con la pesadumbre de no saber de vos en cinco meses que se cumplen mañana. Ya te puedes hacer cargo cómo estaré sin saber de vos en tantos meses que cada uno me parece un año, cada día te extraño más, todas las noches sueño con vos, ah, mi querido Moreno, cuántas veces sueño que te tengo abrazado pero luego me despierto y me hallo sola en mi triste cama, la riego con mis lágrimas, de verme sola, y que no sólo no te tengo a mi lado sino que no sé si te volveré a ver, y quién sabe si mientras esta ausencia no nos moriremos alguno de los dos, pero en caso de que llegue la hora sea a mí Dios mío, y no a mi Moreno, pero Dios no lo permita que muramos sin volvernos a ver.
El 16 de éste llegó un chasqui de Castelli, con oficio a la Junta calentándoles las orejas por lo acaecido el 6 de abril, diciéndoles que en qué piensan, que todos los Cabildos del Perú han tenido a mal su proceder con los vocales porque conocían el verdadero patriotismo de estos señores que les niegan la obediencia mientras no repongan en sus empleos a los desterrados de ese día, que el Ejército está descontento con este Gobierno si no se reforma; y dicen que tienen firmada todos los Jefes de la Expedición, una carta a Funes de Castelli, en que le dice las verdades y se la mostró a un amigo suyo, llorando. El día que llegó el chasqui hubo un convite que les hicieron a los chilenos que han venido, y lo que leyó el oficio Saavedra dicen que empezó a patear tratando de pícaro a Castelli y quiso mandar al instante a uno de los Balcarce para que lo trajera preso a Castelli, pero Funes y Molina dicen que lo sosegaron diciendo que no es tiempo de atropellar sino de pensarlo bien.
Madera escribe a su hermana, he visto la carta, le dice que todo el Perú está descontento y por eso no vienen los diputados de Charcas, Potosí, Cochabamba, Oruro, Paz, y demás pueblos; que el Ejército ha resuelto aniquilarse primero que obedecer a este Gobierno; Balbastro y Viamonte escriben lo mismo y dicen que dice Viamonte en su carta que ha hecho un estrépito grande en el Ejército que no ha podido contener a los oficiales. El Gobierno trata de que no se trasluzca esto, y ha encargado al Tribunal de Vigilancia que ponga mucho cuidado en este asunto, pero no lo sabe más que uno de cada casa, y copias de la carta de Madera, que andan en mucho secreto.
Acaba de entrar tu tío don Martín a darme una noticia favorable, aunque yo hubiera querido que viniera acompañada de carta, pero como ha de ser tendré paciencia y me contentaré por ahora con saber que estás bueno y cerca de tu destino. El inglés que vive en lo de tu abuela les ha dicho que ayer entró un barco, y que dice el capitán que los encontró ocho o diez días de camino que te faltaba para llegar a Londres, que iban buenos, y que aquel gobierno reconocía el de Buenos Aires; yo me alegro muchísimo de saber que estás bueno, he tenido este enorme consuelo aunque no entero. También me ha dicho tu tío que llegó anoche chasqui de Castelli dando parte que han llegado dos diputados de Lima diciendo que suspendan las armas por cuarenta días y que no se entiendan en cosas de la patria con Goyeneche porque lo tienen por sospechoso, si sale en "Gaceta" mañana te la mandaré. El inglés don Alejandro vino a avisarme que el 23 salía barco; ahora días estuvo Pérez y hablando sobre a quien vendrían dirigidas tus cartas, por no estar Larrea, me dijo que lo viera a don Alejandro y le dijera que si venían las cartas bajo de su cubierta, me las mandara, esto me dijo Pérez para librarlas de que caigan en manos de nuestros contrarios, se lo dije al inglés y escribió ese papelito y me dijo que lo pusiera dentro de mi carta; me parece que será para que sepas su nombre y mandes tus cartas a él pero eso vos sabrás a quien las has de dirigir, yo lo hice por asegurar las primeras que como no está Larrea pudieran caer en manos de éstos, porque tantas ganas te tienen a vos como a Larrea y a tus amigos y hacen lo posible para imputarles delitos, y no tengo más que decirte sino que no te olvides que sos cristiano, procura cumplir con tus obligaciones de cristiano; recibe memorias de tu madre, nuestro hijo, las muchachas y demás familia, y dáselas a Manuel en nombre de todas, y seamos buenos para que Dios nos ayude, tu mujer que verte desea.

1 comentario:

m dijo...

wow!!!
tanto amor en las letras...tanta ternura...
dicen que "detrás de un gran hombre hay una gran mujer", hoy cobra vida este dicho

saludos!


visitas web

geads