viernes, 26 de junio de 2009

NIDOS VACIOS







Estos últimos tiempos he tenido que asimilar una de las situaciones donde las madres nos debatimos en una dualidad complicada y peligrosa.
El aceptar que mis hijos mayores crecieron, que cada uno esta abriéndose camino solo en la vida, en pocas palabras: ya no me necesitan de la misma manera que antes.
Digo, peligrosa porque las mamás tendemos, por instinto, conservarlos eternamente para nosotras, y por inteligencia, sabemos que la mejor manera de ayudarlos a crecer es empujarlos fuera de casa. Entonces, me debato constantemente entre las dos cosas.
Siempre me consideré en la crianza de mis hijos, “de avanzada”, en casa se habla, sin tapujos de sexo, drogas, muerte, simplemente cuando el tema viene. Tomé como algo natural, cuando una mañana, entré al cuarto de uno de ellos y vi la carita de su novia sobre la almohada,ahora tengo más cuidado los domingos cuando veo la puerta cerrada.
A fin de año uno de ellos se va de viaje por tres meses, y se que ese viaje es el comienzo de su partida de casa. Por un lado estoy feliz porque mis enseñanzas están dando frutos, pero…¡Qué difícil! saber que una etapa está concluida, ya se que empieza otra, pero la del Maaaa!!!!, cuando se olvidan la toalla en el baño, tienen hambre o simplemente quieren unos mimos, ya fue. Con cada hijo que crece hay un pequeño duelito. Ya lo empecé con este hace un tiempo. Siempre estuve convencida que a mi, por “mujer superada” que soy, no me iba a pasar, escuchaba a otras mamás hablar sobre el tema y no entendía como podían sentir esto cuando los hijos crecían. Bueno, ahora lo estoy sintiendo yo. Recuerdo hace muchos años la primera vez que uno de ellos, metros antes de entrar a un cumple, me dijo: “Vos andate, yo entro solo”, y se soltó de mi mano, sentí que el brazo se me hacía de goma y caía al piso frustrado por el abandono. Todo esto es parte del crecimiento de ellos y mío, ya lo decía Cortazar: “Todo adolescente debe matar a sus padres para poder crecer”. Por supuesto que lo que dijo es algo metafórico, pero es cierto. Soltar a los hijos duele, pero es absolutamente necesario, y es, tal vez, una de las cosas mas valiosas que podemos hacer por ellos. Dejarlos ir, para que cada vez que vuelvan lo hagan con felicidad. (Eso piensa mi madre inteligente, pero la otra está sufriendo y llorando como una mujer salvaje ante la partida de uno de sus cachorros).

5 comentarios:

Conspicuo y Perspicuo. dijo...

Hola Sara.
Parabienes por tu publicación.
Lectura adecuada para padres de hijos adolescentes, muy buena entrada.
Amiga, continua educando al prójimo.
Dios te bendiga por siempre.
Atte,
Conspicuo.

Evohé Mar dijo...

YA SOIS DOS AMIGAS HABLANDO DEL MISMO TEMA...¡ TODO PASA TAN RAPIDO ! ¿ VERDAD ? YO TAMBIEN SOY MADRE DE DOS NIÑAS ADOLESCENTES , MI VIDA GIRA A SU ALREDEDOR ...Y LUEGO ...¿ QUE HARE YO CON MI VIDA? SEGURO QUE A MI TAMBIEN ME CUESTA DEJARLAS "VOLAR"...MUCHOS BESOS Y FELICIDADES A PARTIR DE AHORA SE VERA EL FRUTO DE TU TRABAJO COMO MADRE.

Maisa dijo...

Mientras te leo Paz toma la teta, y veo las diferentes etapas que pasamos las mamás. En esta 1era etapa de crianza más exigida, quisiéramos por un segundo ese espacio que a vos te queda, y seguro vos recordás emocionada tenerlos en tus brazos...
Qué mamá sabia sos! Yo aspiro a criarlos así también, ojalá lo logre. Veo de cerca las consecuencias que trae no dejarlos ir, no soltarlos para volar... y es muy doloroso...
Beso grande Sara! Te abrazo fuerte!

Ximena dijo...

qué conmovedor lo que transmitís Sara, qué sabio, qué fuerte, qué lindo como lo decís, beso grande.

delivery post-crucifixión dijo...

Rescato ante todo, esta frase: "Dejarlos ir, para que cada vez que vuelvan lo hagan con felicidad."

Los míos son todavía chicos, y nos dan (a mi mujer y a mí) mucho trabajo. Postergamos salidas, poder escuchar música, etc.

Pero también me imagino el momento que empienzen a "crecerle las alas" para comenzar a volar por sí mismos...

Sentite contenta por las cosas buenas que has (y estás haciendo) por ellos.

Cariños

R.P.


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