sábado, 29 de mayo de 2010

Bicentenario II - Identidad







Salí de casa y caminé hasta el subte, “día feriado no va a haber gente”, pensé, me dí cuenta cuán equivocada estaba apenas el vagón paró en mi estación; había un montón de gente. Algunos llevaban banderas celestes y blancas; otros simplemente su escarapela. En cada estación subía más y más gente y nos apretamos para que todos pudieran entrar, “mamá no cupimos más” dijo un chiquito, pero si, “cupíamos más”. Cuando llegamos no podía creer lo que estaba pasando en la calle, miles y miles de personas caminando hacia el Obelisco. Mi intención era llegar al Stand para el cuál había estado trabajando, quería ver cómo había quedado el juego interactivo que me alquiló la provincia de Santiago del Estero. No llegué. Entonces seguí mi camino junto a las miles y miles de personas. Más allá de los distintos eventos que se estaban mostrando, el espectáculo lo brindábamos nosotros, “la gente” que ibamos cambiando el ritmo de la caminata según fuera el ritmo que tocaban los músicos sobre el escenario. ¿Dónde está el entristecido pueblo argentino que me mostraba la televisión?, ¿Dónde está el enojo popular que distintos periodistas me trasmitían en programas de radio? Desde donde también nos aconsejaban no ir al centro, que era lo mismo que decir: “no festejen". Busque y busqué alguien que en un descuido se me acercara a robarme mi cartera o las zapatillas de mi hijo y así certificar la insostenible violencia que nos imposibilita salir a la calle, pero volví a casa con mi hijo intacto que seguía con sus zapatillas puestas y también mi cartera colgando de mi hombro. Sólo viví alegría por festejar y honrar esta fecha. El desfile de las comunidades pese a la lluvia estuvo lindísimo. Pasaron las distintas nacionalidades y pensé a cual realmente pertenezco, me reconocí en la Irlandesa y Escocesa, porque de ahí la Argentina recibió a mis ancestros, y me deleité con sus gaitas con las volví un poco a mi infancia, pero no me pasó lo mismo cuando a paso de baile vinieron llegando las distintas comunidades de Bolivia, Perú, Ecuador y todas las de América Latina, fue con ellas que lloré y sentí mi pertenencia. Pertenezco a esta tierra, soy absolutamente Argentina y soy también parte de este continente, la lucha de los pueblos originarios por reivindicar sus derechos es mi lucha, si se los pisotea me están pisoteando a mí. Una triste diva argentina dijo hace un tiempo: “yo soy rubia por fuera y por dentro”, yo no, “yo soy rubia por fuera pero por dentro soy bien morocha”. (Sólo como acotación esta diva es teñida).

1 comentario:

Ana María Lepri dijo...

Querida Sara, Te felicito por la interpretación y escucha del evento, y también por el sentimiento que expresas tanta calidez de donde venimos y del ser ser argentinas..!
Gracias por compartir...!
Ana


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